La eutanasia ha sido
manejada por dos corrientes filosóficas, integradas por hombres de ciencia y
religión basándose en las creencias y conocimientos que hasta ese momento sus
semejantes, como seres sociales, han desarrollado invocando la dignidad humana,
tanto para defenderla como para rechazarla. Para sus defensores, la dignidad
humana del enfermo consiste en el derecho a elegir libremente el momento de la
muerte. Para sus detractores, la dignidad humana es oponerse a este derecho por
considerarlo una arbitrariedad humana frente a un asunto exclusivamente divino
para algunos y exclusivamente científico-legal para otros.
A pesar de que se
considera como una decisión final, la eutanasia solo está permitida legalmente
en tres países, en el estado de Oregón, Estados Unidos, donde sus ciudadanos
aprobaron por referéndum en 1997 la ley
de muerte con dignidad; en Holanda, vigente desde abril de 2001, con una serie
de garantías y limitantes legales que de no cumplirse pueden desembocar en
procesos legales en contra de los médicos, y finalmente en Bélgica, que en
septiembre del 2003, se convierte en el segundo país en aprobar leyes a favor
de la eutanasia, más flexibles que en el caso de Holanda pero también rígidas
en cuanto a procedimientos legales. El debate sobre licitud moral de la
eutanasia ha llegado a exacerbarse tanto que incluso se han creado asociaciones
que claman por el reconocimiento de un legítimo derecho a morir con dignidad.
El movimiento para la legalización de estas prácticas comenzó en Inglaterra en
1935, con la creación de la Asociación por la Legislación de la Eutanasia, años
después se funda otra asociación con el mismo objetivo en Estados Unidos.
En España ha cobrado
pujanza la asociación pro derecho a morir dignamente, presidida por el filósofo Salvador
Panikér. En la declaración de Lisboa “Derechos del paciente”, enunciada
durante la 34 Asamblea Médica Mundial, Portugal 1981, se recoge el derecho del
paciente a, después de ser adecuadamente informado sobre el tratamiento,
aceptarlo o rechazarlo y morir con dignidad. En la 35ª Asamblea Médica
Mundial, en Venecia, Italia, Octubre 1983, se adopta un “Postulado sobre
la Muerte” donde se reafirma que la determinación del momento de la muerte debe
ser responsabilidad del médico. Por el contrario en octubre de 1987, en
Madrid, en la 38ª Asamblea Médica Mundial se firma una declaración sobre este
particular donde dispone que “La eutanasia, aunque sea por voluntad propia o a
petición de sus familiares, es contraria a la ética”.
En Ginebra, en 1990, la
OMS considera que con el desarrollo de métodos modernos de tratamiento
paliativo, no es necesaria la legalización de la eutanasia. En mayo del 2005, en
la 170ª Sesión del Consejo Divonne-les-Bains, Francia, se ratifica la
Declaración Adoptada en España en octubre 1987. Cuba, en el Simposio
Internacional de “Coma y Muerte” realizado en Varadero, Matanzas en el año
2008, sobre la tesis de la muerte, confirma su posición en contra de la
eutanasia y defiende los principios médicos de curar, aliviar o acompañar al
paciente (Mtra. Elma del Carmen Trejo García. Investigadora Parlamentaria.
Legislación Internacional y Estudio de Derecho Comparado de la Eutanasia.
Enero, 2007).
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