jueves, 22 de noviembre de 2012

LA IGLESIA CATÓLICA Y LA EUTHANASIA



La Iglesia Católica rechaza enfáticamente la decisión de la noticia que han lanzado desde este gobierno anti vida en  más amplio sentido de la palabra, con el anuncio de la nueva ley de "muerte digna?, una manera torticera para disfrazar la palabra eutanasia, y dicta este DECÁLOGO contra toda práctica que intente acabar con la vida de la persona.


Una vez más, y como hicieron con la ley del aborto, este gobierno "tan bueno y preocupado por el bienestar de las personas", intenta evitarnos el sufrimiento a la hora de la enfermedad, para así tratar de quitar de en medio a las personas que según ellos, ya no son necesarias para esta sociedad, que solo le interesa, lo bonito, lo útil, y lo productivo.

Ni los bebés ni los ancianos aportan nada, y por eso "ellos", deciden que hay que aniquilarlos.
La doctrina de la Iglesia califica a la eutanasia como un crimen y afirma además que el gobierno ni nadie, puede atribuirse el derecho de legalizarla.

Los diez enunciados que recogen el pensamiento de la Iglesia en torno a este tema son los siguientes:

1. Nunca es moralmente lícita la acción que por su naturaleza provoca directa o intencionalmente la muerte del paciente.

2. Por consiguiente, jamás es lícito matar a un paciente, ni siquiera para no verlo sufrir o no hacerlo sufrir, aunque él lo pidiera expresamente. Ni el paciente, ni los médicos ni el

personal sanitario, ni los familiares tienen la facultad de decidir o provocar la muerte de una persona.

3. No es lícito negar a un paciente la prestación de cuidados vitales sin los cuales seguramente morirá, aunque sufra de un mal incurable.

4. No es lícito renunciar a cuidados o tratamientos proporcionados y disponibles, cuando se saben que resultan eficaces, aunque sea solo parcialmente. En concreto, no se ha de omitir el tratamiento a enfermos en coma si existe alguna posibilidad de recuperación.

5. No hay obligación de someter al paciente terminal a nuevas intervenciones quirúrgicas, cuando no se tiene la fundada esperanza de hacerle más llevadera su vida.

6. Es lícito suministrar narcóticos y analgésicos que alivien el dolor, aunque atenúen la consciencia y provoquen de modo secundario un acortamiento de la vida del paciente, con tal que el fin de la acción sea calmar el dolor y no acelerar disimuladamente (intencionalmente) su muerte.

7. Es lícito dejar de aplicar procedimientos extraordinarios a un paciente en coma cuando haya perdido toda actividad cerebral. Pero no lo es cuando el cerebro del paciente conserva ciertas funciones vitales, si esa omisión le provoca la muerte inmediata.

8. Las personas minusválidas o con malformaciones tienen los mismos derechos que las demás personas, en lo que se refiere a la recepción de tratamientos terapéuticos. En la fase prenatal y en la postnatal se han de proporcionar las mismas curas que a los fetos y niños sanos.

9. El Estado no puede atribuirse el derecho de legalizar la eutanasia, pues la vida del inocente es un bien que prevalece sobre el poder mismo.

10. La eutanasia es un crimen contra la vida humana y contra la ley divina, del que se hacen responsables todos los que intervienen en la decisión y ejecución del acto homicida.

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