
La
acción de evitar sufrimientos físicos y emocionales a pacientes incurables y
moribundos, ha despertado negatividad por parte de la Iglesia y otros,
definiendo este hecho como un “homicidio”. El papa Benedicto XVI en un discurso
público a feligreses y espectadores pronunció las siguientes palabras a partir
del debate que conlleva este tópico: “invito a no caer en el engaño de
pensar que se puede disponer de la vida hasta el punto de legitimar su
interrupción con la eutanasia, enmascarándola con un velo de piedad humana”.
Más
que piedad, considero la eutanasia como un derecho que debe tener toda persona
en sus cinco sentidos de querer acelerar el proceso de muerte, y las que no lo
están, más allá del poder de Dios y de la fe que se pueda tener, una mano en
ayuda para dejar descansar el cuerpo, la mente, el alma.
Han
sido cientos los casos de familias colombianas que han tenido que vivir la
trágica experiencia de ver partir un ser querido luego de verlos sufrir,
llorar, lamentar y suplicar, sea poco o sea mucho, debido a enfermedades
terminales que van deteriorando el cuerpo hasta que finalmente causa la muerte. ¿Por
qué tener que resignarse a vivir esta tortura y calvario? ¿Por qué no
intervenir cuando somos nosotros los dueños de nuestras vidas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario